¿Jesús, cuando nos pregunta en el Evangelio, es porque no sabe o porque quiere que ahondemos en nuestra conciencia?
_¿Vemos? ¿Oímos? ¿Sentimos... el hambre del ser humano acerca de Dios?_
La
cabeza es el lugar de la inteligencia, donde se originan los
pensamientos, el deseo de proyectar, del mirar dentro, del leer dentro
de las cosas, será la inteligencia que escruta, interroga, piensa,
proyecta.
Siendo el corazón el lugar de la pasión,
del amor, de los afectos divinos hacia la compasión por los pequeños y
pobres y la misericordia junto al hermano.
Son muchas las cosas que Jesús nos enseña, cada día, cada momento, en cada página del Evangelio.
Hay
que acercar a Su Palabra a las almas, no despedirlas, tienen hambre, y
no podemos caer en la tentación de justificar comprar por el hecho de
dar de comer, pues quien no recoge con Jesús, al modo de Jesús,
desparrama.
Ante la
necesidad, pensamos en comprar y despedir el problema, mientras que
Jesús, llamándonos junto a él, desplaza esta lógica mundana de
"despedir"; hay que acoger, las miles de pobrezas con todas sus
variantes.
Oramos pidiendo a Dios, que
todos los corazones vuelvan a Él, se acerquen a Él, muy especialmente
acerca de los jóvenes, pero si no hay alguien que hable con ellos,
escuchando, preguntando, enseñando... no pueden descubrir la dignidad de
ser hijos.
Jesús
repetirá que _"soy yo quien habla contigo"_, pues las leyes no hablan,
juzga, condena... acordémonos de aquella mujer con tantos esposos, y
ninguno con la sed calmada, ni tan siquiera ella misma traicionando tu
propia sed.
_Jesús "habla
contigo", no importa la condición, sino tal como eres, sin más... así
ha de ser la vida de cuantos queremos seguirle, reflejando Su Gracia por
doquier, sin hacer acepción de personas, inclusive con quienes han
optado por no creer en Él._
Si
queremos estar con Él, hemos de acercarnos lo más posible a hacer como
Él, hablar como Él, sentir como Él, oír como Él, servir como Él,
llegando a aceptar en nuestros tiempos, que la mayor pobreza a descubrir
y que está destruyendo a la humanidad es el no sentirse estimado,
apreciado por los otros.
_Si
no hay otro que hable contigo, que resista hablar desde el corazón,
¿cómo podrás llegar a asegurarte tu identidad auténtica?_
_La relación interpersonal, humaniza, comunica, crea, edifica..._
Jesús,
comunica a sus discípulos _"siento compasión por esta multitud"_, como
del leproso, de la viuda, de la madre que pierde a un hijo, de quien se
divorcia, quien aborta, quien fracasa...
Jesús
siente compasión ante la pérdida de la belleza de la vida, cuando se
desfigura el rostro humano por cualquier causa, y siempre por el pecado,
el mal y el maligno.
_No quiere que sigamos el camino de vuelta a Casa, sin
alimentarnos, pues su deseo es que lleguemos al hogar de los deseos más
bellos, a la morada más hospitalaria en donde los afectos son justos y
de paz._
Es un camino
agotador, por las tentaciones que desean desorientarnos, y sin el
alimento nos desmayaríamos; reencontrar la casa, es andar hacia la
verdad del ser humano.
La
casa para el hombre, necesita de compasión y misericordia; no es una
emoción pasajera, es un largo camino lleno de recuperaciones frutos de
pasos atrevidos y valientes de un riesgo permanente.
_Necesitamos del pan que sostiene en fortaleza y que nos hace comprender que allí donde se está con Jesús: se come._
_¡Cuántas veces pensamos que daremos frutos por los resultados aparentes del compartir!_: Pan para hoy y hambre para mañana.
_¡Cuántas
veces al compartir hemos adormecido nuestra conciencia y tranquilizado
nuestro pensamiento!_; se acerca el hambriento, le llenamos el estómago y
se marcha hasta mañana.
_Comenzaremos
a dar el ciento por uno, en la medida que al acercarnos a la
celebración del pan, de la vida, del Señor, en vez de apresurarnos en
comer nuestro pan o compartir nuestro pan, vayamos asumiendo la forma
del cuerpo del Señor, éste último paso, o segundo, es el que tanto nos
cuesta para llegar a la transformación._
Cuántas
veces, desde las prisas, las maneras de tratar a los demás, nos
apresuramos sin atender con cuidado fraterno al grito de hambre
inclusive de Dios.
_Estemos
atentos a las "prisas", al "estrés", vigilemos evangélicamente nuestra
actitud para salir de los convencionalismos de la fe, arriesgando al
sentarnos junto al hermano que tiene hambre, y que no sabemos bien de
qué._
Jesús, sabe bien lo que necesitamos, y permite los
acontecimientos para que podamos aplicarnos en nuestra misión,
sentándonos a compartir el pan y las migajas, recomponiendo la figura
del Señor.
Nos pasamos la
vida sumando, multiplicando. Aprendemos en matemáticas todas las
fórmulas que nos ayudan a saber y a tener, a poder y alcanzar, _la
última que aprendemos será la división: la preferida de Dios, la
compasión de Jesús, alguien ha dicho: "es el arte de Dios", divide,
fracciona, reparte, comparte._
Hoy
Jesús, nos pregunta: _¿Cuántos panes tienes?_, hay personas que al
pasar tanta hambre, sólo ven en Dios la forma de un pan; y se acercan a
pedir pan.
_¿Sólo he de darles la forma de ese pan?_
_¿Puedo darles más?_
Tener
hambre es estar vivo, y la Iglesia tiene hambre de hambrientos, que se
esfuerza por proteger la vida en todas sus formas, dando pan al
hambriento y suscitando hambres de mayores bienes a quien sólo está
saciado de pan.
Dios nos
indica _"¡dadles vosotros de comer...!"_, piensa, reflexiona,
profundiza, ahonda en los secretos de tu interior, _¿Has tenido que
pedir alguna vez?_
Caminar
hacia la Casa, hacia el Cielo, hacia Dios, es ir desprendiéndose de lo
innecesario mientras recorremos el camino, y que con el tiempo nos
deshacemos de todo, pues nada es tan necesario: _Volvemos con cuanto
venimos a los ojos del mundo, pero a los ojos de Dios, nos vamos con
cuanto porqué nos hemos desprendido, así podemos comprender, que a mayor
autenticidad de nosotros, mayor es la libertad en nosotros._
El hombre, está hecho para dar, y dar alegría y paz desde el corazón pascual.
Necesitamos
Amar, Dios es Amor, es decir, se Da, Comparte, Reparte, necesitamos
desprendernos, convertir en Sacramento nuestro acercarse al prójimo.
_Qohélet
"lanza tu fortuna al agua"_; con lo que empezaremos a saber dar cuando
ofrecemos al mundo de lo que tengo y mis talentos sin saber a quién irá a
parar.
No es un impulso,
ni un momento, sino más bien es iniciarse en la Escuela del Evangelio,
en la que vamos aprendiendo, individual y en grupo, todas y cada una de
las asignaturas y especialidades que debemos de hacer y que, muchas de
ellas, ni me las imagino.
¿Puedo imaginarme por un momento mi vida, si Dios no me hubiese dado la base de cuanto he podido alcanzar?
¿Cuánto
he dado a la Vida?.... _porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él._
Josericardo
Párroco.