domingo, 12 de abril de 2020

Mensaje del Padre José Ricardo Albelda en Domingo de Resurrección 2020

Mensaje del Padre José Ricardo Albelda en Domingo de Resurrección.



*Que el Amor y la Paz de Dios esté en todos nuestros hogares.*

Queridos feligreses:

_"El amor - dice San Bernardo - basta por sí sólo, satisface por sí sólo y por causa de sí. Su mérito y su premio se identifican con él mismo... Amo porque amo, amo por amar"_

Qué gran acontecimiento es vivir y ver el Amor, fiel a su origen, y que nos devuelve a su fuente.
Ése es el amor verdadero que nos pide amor y fidelidad.

_¡Mi amado es mío y yo soy suya!_ (Cant. 2,16).

Hemos descubierto nuevamente que *Dios siempre perdona, no puede dejar de ser Él mismo, pues su primera acción es mover el brazo del perdón que da paz y alegría _(La Pascua)_*.

Si en la vida normal, nuestras relaciones pasan por disputas que nos alejan a unos de los otros por diversos motivos, en la vida como creyentes pasa por un amor que vuelve a restablecer la unidad.

El Amigo y el Amado, saben que el amor es primordial.

Urge en nuestras vidas, creer en el amor y en la paz interior.
_Y para ello es necesaria la paz del corazón_ (Ef. 2,14).

Jesús nos ha manifestado el amor del Padre, y nos pide vivir el camino del amor que nos reconcilia: _"perdónanos como también nosotros perdonamos"_.

Los tropiezos de la convivencia humana, resultan positivos cuando somos conscientes de que son oportunidades para ver con optimismo el vivir la convivencia y ofrecer de nuevo nuestro servicio edificante.

_"El Amor ilumina las nubes ante el Amado y lo hace resplandecer, como la luna en la noche, como la estrella en el amanecer... y, a través de estas nubes tan resplandecientes, el Amado y el Amigo se hablan"_ (Ramón Llull).

Son muchas las nubes que pasan lentamente a través del tiempo, y que vemos en ellas figuras que suscitan, a través de nuestra imaginación, deseos hermosos de nuestro corazón.

_Hemos de conservar muy vivo en nosotros el deseo del Amado, pues Él nos ha creado para vivir una historia de amor con nosotros, que siendo muchas veces infieles, Él permanece fiel, no puede negarse a sí mismo, nos busca y provoca en nosotros una llamada a la reconciliación, a la Resurrección._

Otra dimensión que puede suscitarnos el Sepulcro vacío, es la inquietud de Compartir, algo que en muchas ocasiones se nos hace difícil, debido a que el tiempo tiene sus límites.

La vida, hasta ahora, hasta esta experiencia de pandemia, está acelerada _in extremis_ de vivir muy en la superficie, sin ahondar y profundizar, como muchos lo estamos haciendo imperativamente, en lo esencial de la vida, incluso teniendo que compartir: tiempo, espacio y sentimientos.

Al compartir, aparece en el horizonte el «otro».

_"Bien sabéis que nuestro Señor Jesucristo, lo generoso que ha sido: siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos"_.

No se trata de aliviar a otros pasando necesidad vosotros, se trata de nivelar (Justicia, Reino de Dios).

Nos cerramos muchas veces en el «yo», cuando la Vida, el tiempo, es expansión, apertura, relación, encuentro....

_¿Sabes cuál es el horizonte de Dios?: La criatura._

_Dios se anonada, se encierra en nuestro tiempo y se nos da._
_Se llena de nuestra humanidad, sin dejar de ser Él mismo._
_Es el misterio del amor._

_Dios, que es el Amor, vive bajo el Amor y nos abre al Amor, nos devuelve a la Eternidad_.

Hemos de vivir esta Pascua en el tiempo de la Sabiduría, es decir vivirlo con mucha más humanidad, pero la humanidad tal y como nos la ha mostrado el mismo Jesucristo.

Sabiendo, que nuestro cambio para realizarnos en el camino del Amor, es muy difícil.

Compartir inquietudes, tiene un alto precio, y hay que hacerlo siempre motivados por el _Misterio del Amor_, en un camino de mayor madurez, y un profundo enriquecimiento personal.
La vida familiar, parroquial, en comunidad, nos ayuda a ponernos en camino.

Y otra consecuencia del Sepulcro vacío, es como aquél milagro de Jesús que realizó en la suegra de Simón, quien al sentirse curada, se puso a Servir.

El Servicio, en el que es fundamental mirar el bien de la persona (entorno) del bien común: No puedo estar bien haciendo estar mal a los demás.

Vivimos un tiempo de mayor calidad en comparación a otros momentos de la humanidad, pero es cierto que sufrimos un momento deshumanizado y deshumanizador, y que suscita en nuestro interior una gran contradicción.

Vivimos un tiempo del fin; sin sitio...
me falta tiempo, proyectar en el tiempo,
no hay espacio, furias tecnológicas,
ahorrar tiempo, velocidad, cantidad,
conquistar espacio, productividad, aceleración...
estamos ordenados, sometidos a impuestos... perdemos sensibilidad, la vida pierde valor.
¿Cuándo pensamos?
¿En qué te sientes humano?
¿Cómo basamos nuestra convivencia?
¿Cuánto tiempo, espacio y recursos dedico a humanizar?

¡Mira lo que hizo Jesús! _"Yo estoy entre vosotros como quien sirve"_.
No quién es el más importante, ni quién tiene más, ni quién puede más...

_Is. 40 a 55. Su expresión de servicio del amor extremo en el gesto de dar la vida en la Cruz._

En estos momentos podemos comprender perfectamente que no faltan llamadas de atención para rectificar los caminos.
¿Verdad que en estos días y en esta situación empezamos a comprender?

_"Los cristianos son «uno» sin perder su individualidad y en el servicio a los demás cada uno alcanza hasta el fondo de su propio ser. En el servicio a los demás, cada uno alcanza lo más genuino de sí mismo"_ (Papa Francisco).

San Benito entendió esta capacidad de servir, al sentir la necesidad de crear, ya entonces, una escuela de servicio, imprescindible para iluminar toda formación y educación (hostelería, jardinería, deporte, política...), la importancia de transmitir el servicio para la vida y orientación de la persona.

Toda escuela se apoya en vivir bien la dimensión del servicio, empezando por la vida misma: La escuela de la vida.

Así es como la carta a los Colosenses nos exhortará a tener los mismos sentimientos de Cristo: compasión, bondad, humildad, serenidad, paciencia, perdón, amor, paz...

_Es el gran servicio de Cristo a la humanidad, Resucitando y Resucitándola, pasando haciendo el bien, y para ello es fundamental ser perseverantes en la escuela de la Palabra de Dios, para que hagamos un buen camino cristiano según Dios, pues lo nuestro es el Servicio._

_Reconciliar, compartir y servir, son tres frutos que suscita esta Pascua de Resurrección 2020_, desde la que hemos de proponernos mantener vivo el Servicio, iluminado por la Fe, que hemos recibido en la Iglesia y que tiene mucho que decir, y hoy más que nunca, a la Humanidad: _Dios vive y te quiere como eres_.

Josericardo
Párroco.

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