sábado, 11 de abril de 2020

Mensaje del Padre José Ricardo en Jueves Santo

Mensaje de nuestro Director Espiritual y párroco de la Real Parroquia de El Salvador y Santa Mónica, Rvdo. José Ricardo Albelda en Jueves Santo:

*Que el Amor y la Paz de Dios esté en todos nuestros hogares.*

Queridos feligreses:

Comenzamos la Cuaresma con aquello de _"Conviértete y cree en el Evangelio"_, y lo iniciamos con buenos propósitos y pequeñas, o no tan pequeñas, privaciones (no fumar, no tomar café, no tomar nada dulce...), dando todo ello un sentido al tiempo que nos corresponde vivir.

Este trayecto, se ha visto alterado por la situación de confinamiento que vivimos y que nos está haciendo ser creativos y, a la vez, más reflexivos.

Hemos, quizá, dejado unos sacrificios de privaciones por unos compromisos de convivencia y comunidad, familiar y social, que a su vez nos proporcionan la posibilidad de cumplir con la voluntad de Dios, como hijos que se sienten amados y realizados.

_"Entramos"_ en un tiempo profundo, en el que se nos invita a adherirnos a Jesucristo, perfeccionándonos cada día desde la Fe, como "Don" que se nos ha dado, en una comunión con Dios, que es Amor, y un amor que sólo se puede dar en una relación.

La Cuaresma ha sido un tiempo de vivificaciones, por el que Jesús ha venido a despertar aquella dimensión del amor que hay en nosotros y que está adormecida.

_"Los campesinos, al finalizar el invierno, esparcen por el campo las cenizas acumuladas en el tiempo frío para dar nuevo vigor a la tierra"_ _(Alberto Maggi)_.
Del mismo modo actúa en nosotros la Palabra de Dios: _Desde la Cuaresma, hemos de llegar a la plenitud, a ser divinos_.

Ahora bien, ¿puede nuestro cristianismo actual, encontrar en su interior la fuerza, vigor espiritual, necesario para desencadenar una conversión real y sincera a Jesucristo?

¿Puede ser la Iglesia, los bautizados, más fieles al sufrimiento de Jesús?

¿Podemos reaccionar desde nuestra comunidad Parroquial?

Para encontrar el calor, el fuego de Jesús, _es necesario sacudir nuestras conciencias, haciendo un propósito firme pascual, que consiste en volver a Jesús_, _"sí o sí"_.

El cristianismo ha de hacer un esfuerzo por dar un giro y volver más a Jesús, desde una mayor verdad y fidelidad como Iglesia en la persona de Jesús, en su mensaje humanizador: El Reino de Dios.

_"El centro de la Iglesia es llevar a Jesús"_ (Papa Francisco).

Nuestra Parroquia (Iglesia), ¿está muerta?; ¿viva?; ¿estancada?... Sabiendo que, el arranque de la misma, pende en gran parte de nuestro testimonio.

_"Jesús siempre ha renovado desde su Verdad nuestras vidas, superando el aburrimiento de nuestra fe"_ (Papa Francisco).

Volver a Jesús, es volver al que es la fuente y el origen de la Iglesia, y que justifica su presencia en la historia.

Esta conversión es para todos los que componemos la Iglesia, la Parroquia.
Conversión sostenida, a lo largo de los años venideros y que se inicia en nosotros.
Ésta ha de ser nuestra herencia a una, pequeña, futura generación, que no necesita recetas.

No se habla de una reforma, sino de una conversión al Espíritu Santo, que actuaba en Jesús y contagiaba.

Desde la Eucaristía, hemos de comprender y aceptar a vivir desde Jesús, y que lo más urgente en estos tiempos, es la conversión a Jesucristo, más que cambios o innovaciones.
_Estamos necesitados de una conversión más profunda que nos devuelva a los orígenes, a su raíz: Fundamentar la Iglesia en Jesucristo_.

Es necesario crear un clima nuevo de búsqueda humilde de Jesús.

Ahora bien, ¿qué hemos de entender en ésta línea por conversión?

Generar en nuestra Parroquia, entre los grupos que la componen y los venideros, una relación nueva con Jesús, una relación de mayor calidad. Cristianos que viven desde Jesús, sienten a Jesús, quieren algo más de Jesús.
Cristianos que introducen a Jesús como lo mejor, lo más válido.

_Convertirnos es no resignarnos a vivir un cristianismo autómata_. La edad no es impedimento, los cargos tampoco, ni el "qué dirán".

_Tener conocimiento de Jesús, es la razón de la Eucaristía para nosotros: mirar a las personas, mirar a los problemas, como Jesús los miraba._

Hemos de huir de toda descalificación, para analizar nuestras celebraciones en autenticidad y fidelidad a la Verdad.
_Por la Iglesia, se sufre, y más cuando hay que cargar con los pecados actuales, por implicación, o por pasividad_.

Hay un alejamiento imparable y generalizado de la Fe.
No tenemos la atracción que teníamos, ni la credibilidad.
¿Qué podemos hacer?
_Desde el Espíritu Santo, volver a la fuerza que tiene el Evangelio: Jesús._

Muchos de los que se han marchado ya no van a escuchar nada de Jesús, otros sólo van a ver cómo "funcionamos" organizativamente, idénticos a cualquier otra entidad.

No es fácil identificar a las comunidades con el Evangelio, y hemos de empeñarnos por recuperar dicho dinamismo, recuperando la Parroquia desde la fuerza del Evangelio, pues es en el Evangelio dónde se recoge la memoria de Jesús y, desde Él, se aprende un estilo de vida: forma de estar en el mundo e interpretar la vida. _Es nacer a una vida nueva por la experiencia de Jesús, del Evangelio_.

El Evangelio es el estilo propio de Jesús, realizable en cualquier época y cultura, pues se escriben para aprender a vivir la vida de Jesús.

*Hoy es Jueves Santo: _Día del Amor fraterno, Institución de la Eucaristía, Orden Sacerdotal, Lavatorio de los pies y Mandamiento Nuevo de Jesús_.*

Lavarnos las manos, como tanto se nos recomienda ahora, más que los pies, es aquel gesto que podemos hacer generosamente por los demás, por salvaguardar la salud y la vida.

Es el gesto que celebramos como los discípulos en nuestras casas, cenáculos, como una Eucaristía fruto del servicio (sacerdotal) y la entrega (Amor fraterno), desde la que convertimos en el eje central de nuestra vivencia a Jesucristo con la _Lectio_ de Su Palabra, medicina que nos impulsa a sobrevivir, estos momentos tan intensos espiritualmente, y que desencadenan toda una explosión de júbilo y gozo, _por, con y en Cristo_.

Ofrezcamos nuestra Oración de hoy, Jueves Santo, por la Iglesia de Dios, por sus Sacerdotes y por la Eucaristía, que nos impulsen a un mayor acercamiento a la figura de Jesús y sepamos hacerlo realidad en éste momento de la historia.

Que la Santísima Virgen María, interceda por todos y cada uno de nosotros, especialmente allá donde se nos pueda agotar el "Vino" del Júbilo y Gozo.


Josericardo
Párroco.

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